Pensaríamos que al reunir a las mejores estrellas de fútbol soccer en un solo equipo, este sería el más talentoso y exitoso de todos. Imaginemos a Pelé, Maradona, Ronaldo, Zidane, Figo, Casillas juntos en un equipo, inmediatamente nos atreveríamos a emitir un juicio acerca de todas las victorias aseguradas que tendrían en la temporada.
Sin embargo, la realidad suele ser otra. El tener el mejor equipo con los mejores jugadores no asegura el éxito del mismo. ¿Por qué? Porque se necesita más que reunir a las mejores estrellas. Se requiere de una herramienta llamada “Aprendizaje de equipo”.
El equipo que ha aprendido, es capaz de generar un éxito aún mayor al éxito que los individuos tendrían trabajando de manera aislada, sin necesariamente ser éstos individuos los mejores en su área.
El aprendizaje en equipo empieza en el diálogo, el cual consiste en desechar el estatus quo y compartir en conjunto, es decir pensar en conjunto; pensar en equipo. Si se trata de una visión compartida: pensar la visión compartida en equipo. El diálogo en equipo permite al grupo alcanzar percepciones que individualmente no podrían surgir.
Se piensa que el diálogo está presente en todas las organizaciones cuando el jefe habla y el subalterno escucha; sin embargo el diálogo implica un intercambio de percepciones para llegar a una en conjunto y que sea compartida entre las partes integrantes.
Si los equipos no aprenden de sus individuos, la organización no aprenderá y por lo tanto se estancará. El diálogo es una disciplina que se debe practicar constantemente hasta convertirse en un hábito. Sin embargo, ninguna organización puede afirmar qué es per se una organización inteligente, puesto que siempre debe estar aprendiendo, siempre debe estar en constante diálogo; bien decía Platón que sólo sabía que no sabía nada; mientras más descubrimos, reconocemos que más ignorantes somos ante la inmensidad.
Sin embargo, hay que establecer que practicar una disciplina en las organizaciones no debe establecerse como un “modelo”; es decir, las empresas pregonan el uso de las “mejores prácticas” de la industria, estableciendo un benchmarking que las demás organizaciones suelen trasladar a sus organizaciones; sin darse cuenta que estas prácticas son resultado de un ejercicio de aprendizaje constante en equipo.
Es posible trasladar las prácticas, sin embargo estas deben ser adaptadas bajo un esquema de aprendizaje en equipo organizacional en dónde los individuos han adquirido nuevas percepciones de tal práctica y han aprendido como utilizarla en equipo en la organización.
Las grandes organizaciones no se crean copiando a otras así como la grandeza individual no se crea copiando a otra “gran” persona.
Fuente: Peter Senge – La quinta disciplina