Gracias a los avances tecnológicos en materia de comunicación, hoy en día es posible sostener un equipo de trabajo de manera “virtual”, es decir, a través de todo tipo de canales de comunicación, excepto el convencional que se ha manejado desde la invención de las negociaciones: de manera presencial.
Claramente la tecnología se ha dedicado a recortar distancias y simplificar los canales en cuanto al tema de la comunicación, lo que ha dado espacios a la posibilidad de mantener relaciones laborales, y hasta personales, a distancia de manera sana.
Muchas veces encontrar el equilibrio de las relaciones en las distancia es un verdadero reto y si no se hacen innovaciones en la forma de gestionar este tipo de equipos la experiencia puede convertirse en el punto débil del proyecto, con asuntos como: filas interminables de correos electrónicos para mantener un debate sin obtener soluciones, problemas de horarios, lenguaje o idiomas, funcionamiento óptimo 24/7 del Internet, lagunas de información por falta de administración virtual de la misma, entre otros muchos retos.
Sin embargo, a pesar de los retos que implican estos equipos de trabajo es importante resaltar las amplias ventajas que poseen, y es que, con una administración de la información ordenada, una coordinación de horarios, reglas de comunicación y estándares mínimos de retroalimentación es posible sacarle mucho provecho a la experiencia de tener un equipo virtual, principalmente por el enriquecimiento que se obtiene de tener diferentes perfiles trabajando desde diversas latitudes, pluridad de opiniones, punto de vistas de otras realidades y si el proyecto está pensado para un alcance global, este factor será indispensable.
El reto está en llevar la innovación a esquemas de comunicación que te permitan escuchar la aportaciones de todos, respetar las reglas que se establezcan y dejar bien en claro las expectativas de que el camino no será fácil pero que puede convertirse en la experiencia de sus vidas profesionales si logran mantener una comunicación efectiva y lograr sus metas como equipo a pesar de en qué ciudad o país residas.