En mi artículo anterior, se mencionaron cuales eran las características fundamentales que debe tener una persona para lograr ser un líder estratégico con un buen desempeño.
Hoy profundizaré en lo que es la inteligencia emocional. Ésta puede ser muy amplia porque el ser humano tiene demasiadas emociones incontables que puede desarrollar a lo largo de su vida. Muchas pueden ser las que acostumbra tener pero hay otras que no demuestran hasta que no sucede una experiencia diferente. Puede que al experimentar una nueva emoción, no se tenga control sobre la misma. Los resultados pueden ser inesperados, provechosos o desilusionantes.
Para trabajar con la inteligencia emocional son necesarios ciertos atributos psicológicos que deben manifestar los líderes fuertes y eficaces:
Conocimiento de sí mismo: bien lo dice el concepto, para entender a los demás, primero es necesario conocerse a sí mismo. Los estados de ánimo, sentimientos e instintos que nos generan ciertos aspectos o experiencias, y qué efectos tienen en los demás.
Autocontrol: esto es pensar antes de actuar, no dejarnos llevar por los sentimientos porque los resultados pueden no ser los esperados. Alejamos a los demás de nosotros, evitando una buena convivencia y comunicación.
Motivación: se necesita tener pasión por el trabajo, sin importar el dinero o posición. Tiene que ser algo más lo que nos motive a alcanzar las metas con energía y persistencia.
Empatía: esto es algo muy difícil porque no cualquier puede llevarlo a cabo. La mayoría suele pensar solamente en uno mismo y actúa sin importar lo que piensen los demás o en considerarlos. El tener empatía es tomar en cuenta las opiniones y sentimientos de los subordinados, que se sientan importantes y que los están considerando al momento de tomar una decisión.
Habilidades sociales: que tenga la capacidad de manejar conflictos entre los administradores y encontrar un propósito en común entre las diversas partes.
Estas son las características que una persona tiene que lograr para manejar su inteligencia emocional. Esto va más allá porque no es sólo ser un líder. Gracias a esos atributos, los empleados, subordinados y administradores lo verán como una persona que saben que tiene confianza en sí misma. Que podrán contar con ella porque es una persona abierta a las opiniones, que tomará buenas decisiones y que conducirá a las personas a la dirección deseada. ¡Aprende a manifestar un alto grado de inteligencia emocional, y serás mucho más eficaz que aquellos que no la tienen!