Al principio de mi vida como emprendedor, uno de los conceptos más importantes y fascinantes que conocí fue el modelo de negocio. Durante este tiempo me sorprendía la idea de que la operación, desarrollo y básicamente la forma en que una empresa gana dinero podría ser explicado en una simple estructura.
En mi caso particular, la primera herramienta a la cual fui presentado para el diseño de un modelo de negocio, fue el Business Model Canvas de Alex Osterwalder. La cual me sorprendió aún más debido a la facilidad con la que se podía plasmar la forma de hacer negocios de una empresa en dicho canvas. Pero claro, en el momento de la práctica y de plantear realmente una idea de negocio, el Business Model Canvas no fue tan sencillo.
Este canvas, así como el diseño de un modelo de negocio en general, es una herramienta poderosísima para cualquier persona que busca desarrollar e iniciar una empresa sin importar el grado de innovación que esta conlleve. Sin embargo, si algo he aprendido en el crecimiento de cualquier negocio es que el primer modelo de negocio que realizas no será el que funcionará en tu empresa para toda la vida.
Suena lógico, las empresas deben innovar para sobrevivir; pero, me he encontrado gente que se casa con su modelo de negocio inicial y se la pasan trabajé y trabajé para hacer que ese modelo en particular funcione. Y al final tienden a rendirse porque solamente funciona hasta cierto punto y no hay oportunidades de crecimiento a futuro.
Tomando nuevamente de ejemplo mi camino emprendedor, el primer modelo de negocio que realicé era completamente sublime; me parecía una maravilla. Desafortunadamente el modelo era muy ideal para el mundo real. Cuando hice pruebas y comencé a buscar clientes y a operar el negocio, me di cuenta que mi modelo estaba muy lejos de ser exitoso.
Y fue a través de la experimentación de nuevas ideas, nuevas formas de llevar y ofrecer mis servicios que mi modelo de negocio se pulió en un ambiente real. Lo importante fue tener una mentalidad proactiva hacia el cambio. Yo me caracterizo por no estar satisfecho con los logros que hago y siempre busco seguir creciendo como persona y emprendedor. Fue esto mismo que me impulso a crecer mi negocio, buscar clientes más grandes y nuevas oportunidades. Pero si hubiera querido conservar el modelo de negocio inicial de mi empresa, eventualmente, todo se habría venido abajo.
No sólo hablo de escalabilidad, sino también de evolución. El modelo de negocio de tu empresa puede ir cambiando dependiendo de tus clientes, de cómo percibes el valor que ofreces, de los cambios económicos… En fin, de muchas cosas. La cuestión es no cerrarte y casarte con un modelo de negocio ideal que tú crees que funcionará por siempre. A veces adaptarse al cambio es de las cuestiones administrativas más delicadas y complicadas, pero si entiendes y asimilas estos cambios poco a poco, tu modelo de negocio evolucionará firmemente e inclusive, podrá crear mucho más valor para tu cliente.
Confieso que al principio estaba ciego por crear una idea tan original e innovadora que perdí de vista el verdadero valor que podía ofrecer mi emprendimiento. Y el proceso de analizar, experimentar y realizar cambios a mi modelo de negocio ha sido lo que lo ha llevado, actualmente, a nuevas oportunidades de crecimiento.
Si esto me ayudó a mí, estoy seguro que te ayudará también.
Imagen de Dusit’s en shutterstock
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