Hola, emprendedor. Hoy quiero hablarte de una habilidad muy poderosa que muchos no tenemos, nos cuesta trabajo adquirir o, en otros casos, no sabemos aceptar. Esa es la habilidad de decir “NO”.
A lo largo de mi vida de estudiante y en la parte profesional, me he enfrentado en numerosas ocasiones al dilema de hacer algo a pesar de cualquier cosa o cualquier persona por el simple hecho de no saber decir que “NO”.
La mayoría de las veces esa falta de decir “NO” me trajo cosas más desagradables que el solo hecho de decirlo. Por ejemplo:
- Trabajar en exceso. La principal actividad que me compré. El sentirme comprometida con mi trabajo y querer ayudar a todas las personas que lo necesitaran, hizo que luego de algún tiempo, comenzara a salir muy tarde de la oficina, estresada y cansada. Ahí me di cuenta que estaba cometiendo un error al no decir que “NO” al trabajo en exceso.
- Trabajo con poca calidad. Al tener tantas cosas que hacer, llegó un momento en que para poder entregar todo en tiempo, la calidad de mi trabajo se vio disminuida. Tenía que dedicar poco tiempo en cada actividad, y preocuparme más por el tiempo de entrega que por la calidad del trabajo que estaba realizando.
- Sentimiento de culpa. Una vez saturada con el exceso de trabajo, comenzó la difícil tarea de tener que decir que “NO” y tener que explicar muchas veces el por qué no me era posible hacer ciertas cosas. Sin embargo, vinieron problemas como la inconformidad y la pérdida de relaciones, debido a lo que ellos llamaron “falta de apoyo”.
- Pérdida de valor delante de los jefes. Con la parte de mis jefes fue aún peor y desagradable, porque era catalogada como una colaboradora que no daba el 100%, que se conformó y a la que se le tachó de encontrarse en su zona de confort.
- Miedo a tomar decisiones importantes. Ésta es, sin duda, una de las cosas que menos me agradaron cuando no sabía decir “NO”; ese miedo a ser juzgada, a dejar de tener a mis compañeros a un lado y, peor aún, a creer que si lo hacía las personas creerían que era incapaz de realizar el trabajo asignado.
Hoy, emprendedor, a través del análisis de los errores cometidos, rectifiqué el camino y comencé a decir que “NO”, segura de que mi decisión estaba basada en el correcto análisis de aquello que puedo realizar porque le dedicaré el tiempo suficiente que amerita un trabajo de calidad.
Con esto, te invitó también a tener cuidado con el que aceptes hacer todo porque no puedas decir “NO”; que cuides en no convertirte en esa persona que no sabe escuchar la palabra “NO” por parte de sus colaboradores, socios o amigos, poniendo en riesgo la calidad del trabajo a realizar y quemando los motores de las personas.
¡Feliz emprendimiento!
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