En las empresas así como en la vida en general, todos los días nos enfrentamos a diferentes retos, por lo tanto hay que entender que el éxito en la vida no se da por arte de magia. El mundo cada día nos da duros golpes; es así como por ejemplo las hormigas siendo de las especies de animales más pequeñas del mundo y a pesar de todas las inclemencias que se presentan en su existencia diariamente, tales como el fuerte sol, las inundaciones, y la amenaza de los depredadores, llegan a constituir una de las especies más numerosas y exitosas del planeta. De tal modo, en nuestra vida debemos aplicar una ley irrevocable conocida como “La ley de los promedios”.
La ley de los promedios es un antiguo concepto utilizado para describir la tasa de éxito en todos los proyectos a realizar, no sólo en la vida laboral, sino en la personal. Cada vez que fracasamos nos acercamos al éxito un poco más; cada vez que nos digan no, estaremos más cerca del sonido de un sí; y cada vez que nos enfrentemos a un obstáculo, será una oportunidad para prepararnos mejor para el que viene detrás.
Ya que el éxito por lo general no se experimenta al primer intento, se tienen que hacer intentos seguidos para alcanzarlo, y es necesario recordar que “quien nunca ha fracasado es porque tampoco ha intentado nada” (Mandino, 1975).
Suponiendo que la tasa de fracaso de un emprendedor sea de un 99%, siempre está ese 1% de éxito esperando para ser alcanzado; puede que los primeros intentos y aún cientos intentos no den buenos resultados, pero entre más esfuerzos se hagan, el éxito estará más cerca.
Levantándose cada vez que se fracase, con la perseverancia de una hormiga, el emprendedor finalmente derrotará las estadísticas y cada vez el triunfo se acercará más y más, puede que el éxito se encuentre a la vuelta de la esquina, pero hasta que no se de el siguiente paso no se sabrá con seguridad. Qué lástima sería que un emprendedor desfallezca a pocos metros de la victoria sólo por no dar unos cuantos pasos hacia adelante.
Sólo aquellos que tienen la capacidad de levantarse ante la adversidad logran vencer aún los obstáculos más difíciles; es posible construir una gran pirámide pero ésta se debe construir colocando una piedra por vez, las grandes metas se pueden conseguir con intentos repetidos. Cada esfuerzo que se haga será un ladrillo más en la realización de un objetivo, y si se presenta algún obstáculo con un ladrillo no hay que desanimarse y seguir colocando los siguientes.
Es por esto que la mentalidad de un empresario debe estar enfocada a no dejar que los pequeños obstáculos se interpongan en la realización de un gran sueño, ya que un emprendedor perseverante es capaz de alcanzar sus propósitos.
La Resiliencia es una cualidad que no se debe subestimar, ya que es la capacidad de sobreponerse al dolor, al trauma, a la vergüenza, al fracaso, a experiencias negativas, y en general a experiencias adversas y tener la capacidad incluso de fortalecerse cada vez que se enfrenta un problema.
En psicología la resiliencia de una persona se refleja en una actitud positiva frente a las circunstancias, una mejor autoestima y un deseo de avanzar superior a las de las personas del común.
Sólo ciertas personas tienen un nivel adecuado de resiliencia, sin embargo, esto no quiere decir que no se pueda desarrollar. En este sentido hay que entender que el dolor también es una etapa de la vida y aunque lo natural es buscar evitarlo, hay que saberlo afrontar cuando llegue, tal y como lo hacen los ganadores.
Basta simplemente decir que el desánimo es algo normal en la vida de cualquier ser humano, sin embargo sólo si se desea ser un hombre excepcional y con miras hacia el éxito se debe buscar dar un paso adelante cada vez que sea posible.
“Dar un paso adelante cada vez, es el camino más seguro hacia el éxito”
BIBLIOGRAFÍA
Mandino, O. (1975). El Vendedor Más Grande del Mundo. Bogotá: Editorial Diana, Colombia.
