Hace unos días un grupo de amigos, que curiosamente también compartimos el hecho de ser emprendedores, platicábamos sobre cómo nos iba en cada uno de nuestros proyectos. Pasó poco tiempo antes de que profundizáramos tanto en nuestra charla hasta que al voltear notamos al resto de nuestros amigos, que no compartían nuestros intereses, estaban muertos de aburrimiento. Entonces decidimos parar.

Ese momento me hizo entrar en la realidad; ellos estaban aburridos como cuando escucho una conversación sobre golf, autos clásicos o música rara… eran temas de interés muy particular. Este hecho me hizo darme cuenta de una realidad: no todos nacimos para ser emprendedores.

Ser emprendedor es una característica, y como tal tiene aspectos positivos y negativos. La negativa que mas tengo presente es la siguiente: tenemos la mala constumbre de creer que si todos emprendieran, la gente sería más plena, ganaría más dinero, se generarían muchos empleos y la gente más pobre saldría del subdesarrollo. No conozco emprendedor que se atreva a arrojar la primera piedra.

Somo emprendedores y como tales somos gente con iniciativa, con capacidad para organizar y hacer realidad proyectos. A veces nos obstinamos intentando dar solución a problemas o necesidades que creemos que tienen la gente. Somos muy dados a dejarnos llevar por las corrientes y tendencias, como muestra allí están las miles de Startups que se dedican a desarrollar Apps. No tengo nada contra ellas, y seguramente muchas hacen jugosos negocios con ellas pero, ¿Dónde queda nuestro compromiso con la sociedad como emprendedores? ¿Qué están cambiando o qué problemas de fondo están resolviendo esas apps?

Un caso que recientemente descubrimos en Geekmnasio fue el de Susan Oguya y su proyecto mFarm (http://www.mfarm.co.ke/). Ella se dio cuenta que el 90% de los productores y campesinos de Kenya tenían teléfono móvil, pero muy pocos usaban smartphones. Utilizando una tecnología de los 90’s prácticamente olvidada llamada SMS, mFarm envía los precios de los productos agrícolas en el mercado al día por medio de un mensaje de texto, así los productores no pueden ser engañados a la hora de vender sus productos. Es un proyecto simple, básico, que usa tecnología limitada y de la que cualquier emprendedor de Silicon Valley se burlaría por su ausencia de innovación tecnológica… pero actualmente está cambiando radicalmente la vida de todos los campesinos de Kenya.

Quizás nosotros no tenemos la vocación de Susan para dedicar toda nuestra vida a un proyecto así, que estoy seguro todos los emprendedores tenemos el talento para poder desarrollarlo, pero eso no impide que podamos hacer la diferencia. A veces sólo falta dedicar un poco de nuestro talento a solucionar pequeños problemas.

Nosotros creemos que la mejor forma que tenemos los emprendedores para colaborar socialmente es compartir nuestro conocimiento: si sabes de tecnología, dedica un par de horas a la semana a enseñar a niños y jóvenes que Internet es mucho más que Facebook. Si sabes de ciencia, regala unas horas a compartir tu conocimiento dando alguna plática o charla gratuita en alguna escuela pública. Si tu pasión es el arte, inicia un cineclub en tu garage o en un centro cultural cerca de tí … siempre hay opciones para cambiar las cosas y siempre habrá alguien dispuesto a escucharte.

Hacer la diferencia, de eso se trata todo.

Por Geekmnasio

@geekmnasio

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