A pesar de que América Latina es la región con mayor emprendimientos a nivel global, lograr impulsar un negocio exitoso a largo plazo y rentable no es tarea sencilla.

El emprendedor de nuestros días lucha en un entorno competitivo en el que se enfrenta a diversos retos no sólo para ver concretada su idea, sino para permanecer en el mercado de manera exitosa.

Las cifras de fracaso de los nuevos emprendimientos son abrumadoras en cualquier país que se analicen. Las estadísticas indican que, en promedio, el 80% de los negocios de este tipo fracasa antes de los cinco años y el 90% de ellos no llega a los 10 años.

Muchos son los factores que afectan a la puesta en marcha de las ideas y más aún los que surgen sobre la actividad del negocio pero, a diferencia de la popular teoría de que todo se debe a factores externos, lo cierto es que existen emprendedores que han salido adelante aún bajo las circunstancias más adversas; si el factor de éxito no está en el entorno, entonces ¿Cuál es la razón de la desaparición de estos nuevos emprendimientos?

En desafío a la teoría popular y a quien está esperando una respuesta del entorno, me atrevo a decir que la respuesta está más cerca de lo que creemos, mucho más enfocada en la labor del emprendedor que de la situación socio-económica de su alrededor, la respuesta está en el interior y concepción del negocio mismo. Y es por ello que he agrupado tres momentos críticos, más no limitativos, que podrían marcar la diferencia en la sobrevivencia de un nuevo emprendimiento:

Materializar la idea: El sistema educativo en Latinoamérica, en promedio, no promueve de manera activa la generación de ideas innovadoras ni un espacio físico para materializarlas; es por ello que a los emprendedores de esta región les cuesta más  trabajo comunicar su idea y volverla una realidad palpable. Saber vender una idea es la primera barrera del emprendedor, ya que comunicarla de manera clara, contagiosa y visionaria le hará ganar gente a favor del proyecto y con ello aportaciones de valor para comenzar a actuar.

Modelo de negocios: Una vez que la idea ha salido de la mente del emprendedor y se ha contagiado hacia un equipo entusiasta de trabajo, el siguiente gran reto es establecer el Modelo de Negocios, es decir, el mecanismo por el cual el proyecto obtendrá ingresos y beneficios, incluyendo el concepto de estrategia y el cómo implementarla. Nuevamente un momento crítico de supervivencia pues más allá de seleccionar un modelo famoso de negocio al estilo Starbucks o Coca-Cola, éste debe de planificar cómo servir a tus clientes y ello dependerá del producto y del mercado meta.

Gestión del negocio: Una vez que se ha establecido el cómo hacer rentable el negocio, la labor apenas comienza, pues una buena gestión no sólo depende de llevar a cabo las fases administrativas (Planificar, Organizar, Dirigir y Controlar) sino de realizarlo con disciplina y constancia; si las bases del negocio están dadas, los retos de esta etapa serán más sencillos de enfrentar pero requerirán de carácter, de decidir asertivamente y de ser tenaz frente a las adversidades.

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