En posts pasados ya hablamos de ubicuidad y de disponibilidad. De ubicuidad como el mecanismo para estar en todos los lados en donde tus clientes te requieren y de disponibilidad como el mecanismo que te permite la cantidad precisa de productos para obtener un flujo de efectivo constante: sin excesos de inventario pero sin faltas que reduzcan tus ventas.

En ese sentido, podrías pensar que la Temporalidad, la capacidad de estar cuando tus clientes te necesitan, podría ser confundida. Sin embargo, cuando hablamos de temporalidad hablamos de algo un poquito distinto: es necesario que tus clientes te vean CUANDO te necesitan. Es decir, tu negocio tiene que estar abierto en el horario adecuado y atender en los tiempos adecuados. Eso no significa que tienes que abrir más, o trabajar más duro. Significa estar cuando te necesiten. Seguir el compás. Por eso elegí la imagen del metrónomo porque el timing de los negocios debe ser como el de la música: las notas caen en los momentos correctos.

Si el negocio es pequeño, no hay nada más molesto que ir y que esté cerrado. Me he encontrado con cientos de negocios que no tienen un horario fijo. A veces abren a las 9, a veces abren a las 10 ó a veces cierran toda la mañana. Uno como cliente que visita el establecimiento y que no sabe cuándo o a qué hora van a abrir, deja de ir. Y los dueños dicen: es que el negocio no funcionó… Y la respuesta no es esa, la respuesta es que tú no funcionaste como empresario.

El fundador de Seven Eleven, quien ideó el concepto de las tiendas de conveniencia, entendió muy bien el concepto de temporalidad. ¿Por qué todas las tiendas cerraban a las 7 de la noche, si las personas se duermen más tarde? Entonces decidió abrir de 7 a 11 de la noche. Y se hizo rico.

Otro caso de éxito que ejemplifica muy bien la característica de la temporalidad son las Pizzas Dóminos. Su compromiso es entregarte una pizza en menos de 30 minutos, en la puerta de tu casa. ¿Hay pizzas mejores? Por supuesto. ¿Más sabrosas? Claro. ¿Más nutritivas? ¡No hay duda! Pero la promesa de que, justo cuando tienes hambre puedes tener una pizza en tu mesa… No tiene precio.

Según tu negocio, piensa en qué ocasiones cumples la característica de la temporalidad y en qué ocasiones fallas por completo. Tener Internet y una línea de teléfono para ventas rápidas, siempre podrán ser herramientas que te ayuden a vender 24 horas 365 días al año.

Así que no dudes más, agita la varita mágica de la temporalidad y repite: «Ofrece tus productos en el momento que tus clientes te necesitan y todas las ventas te serán concedidas».

Amigos les recuerdo que cada mes imparto un taller de Aprendizaje Instantáneo. Y ofrezco algunas becas para mis lectores. Parte de los ingresos sirven para mantener este blog.

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Luis Díaz

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