Sí, también a mí me pasó. Para tu mamá todas tus consolas de videojuegos se llaman “Nintendo”.
A propósito del día de la madre que recientemente acaba de pasar, quiero dedicar este texto a darte argumentos para refutar a tu mamá cuando te diga que los videojuegos son una pérdida de tiempo, que no sirven para nada ni te dejan nada bueno. Si tienes buen ojo, con suerte podrás ver también algunos tips de recursos humanos para tu empresa.
Jane McGonigal es una diseñadora de videojuegos muy reconocida a nivel mundial. Ella se ha propuesto como objetivo salvar al mundo en la vida real como se hace en los videojuegos y para ello desarrolló una interesante teoría a partir de nuestro comportamiento como videojugadores.
Hasta ahora hemos gastado 3 mil millones de horas jugando juegos en línea. Simplemente si acumuláramos el tiempo jugado en World of Warcraft, uno de los juegos en línea más populares, hemos pasado jugando el tiempo equivalente a 5.93 millones de años. Un videojugador, cuando cumpla 21 años, en promedio habrá invertido alrededor de 10 mil horas de juego; el tiempo equivalente a una carrera universitaria. ¡Tanto tiempo utilizado tiene que servir para algo!
McGonigal cree que este no es tiempo perdido, sino invertido en el desarrollo de 4 sorprendentes talentos que los videojugadores han aprendido y ni siquiera lo han notado.
Básicamente, McGonigal dice que el perfil de los videojugadores es que son personas altamente productivas cuando se les da una meta heróica (acabar con un millón de zombies con una escopeta con 3 municiones es un buen ejemplo), se les acompaña con un constante optimismo de que pueden lograrlo, y pueden formar equipos para poder alcanzar la meta.
Después de todo, quizás McGonigal no está tan loca. Tiene sentido que con una metodología adecuada, los videojugadores puedan volverse agentes de cambio del mañana en el mundo real. Es más, quizás muchos de ellos ya están salvando el mundo, o incluso nuestras empresas… o podrían estar haciéndolo.
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