¿Ser o no ser? Esa es la cuestión. Una de las frases más famosas de la literatura y que nos pone en contexto a los dilemas que enfrentamos día a día en cada aspecto de nuestras vidas. En el mundo de los negocios, también nos enfrentamos al ¿ser o no ser? Con la apertura comercial y los avances tecnológicos, la competencia es mayor y el dilema de seguir en esta carrera o no, es una realidad en muchas empresas.

Recuerdo que aún al inicio de este nuevo milenio muchos empresarios se cerraban a la idea de la apertura comercial, ¿para qué exportar si ya tenían un mercado nacional cautivo? Un perfecto conocimiento de su mercado, la cultura, comportamiento del consumidor, ¿por qué habría que probar en otro lado? Estas eran las típicas justificaciones para no salir de una zona de confort comercial.

Dichas justificaciones tienen ciertamente su razón de ser, cuidar el mercado local es de suma importancia y más con la llegada de competencia extranjera. Pero también la internacionalización representa una gran oportunidad de ser más. Por lo que es propio poner en análisis si es la exportación una opción o lo es el mercado nacional.

Si bien la exportación significa realizar un gran esfuerzo e inversión, también brinda beneficios como:

  • Mayores ventas e ingresos.
  • Generación de competitividad.
  • Expansión.
  • Posicionamiento.
  • Disminuir el riesgo de pertenecer a un solo mercado, diversificación.
  • A mayor volumen de producción, se reducen los costos de fabricación.
  • Eficiencia operativa.
  • Diversificación de productos.

Muchos dirán, y con buena razón, que la exportación es lo de hoy. Y ciertamente los beneficios ya mencionados, son mayores a lo que se puede gastar, porque realmente es una inversión. Además que el riesgo es un 9% menor de aquellos que no lo hacen.

Es importante reconocer que la exportación no es una actividad eventual o de corto plazo, por el contrario, exige una visión de mediano a largo plazo y toda una planeación que realmente permita lograr todos esos beneficios.

Así que para poder dar respuesta a ese dilema de, ¿vender nacional o exportar? Habrá que realizar un análisis de la capacidad productiva y financiera de la empresa. La exportación no se contrapone a la venta nacional, ni tampoco implica descuidar su mercado. Ambas ventas se pueden llevar paralelamente.

Y cualquiera que sea la decisión, hay que tener muy en cuenta que tanto la exportación, como la venta nacional, son procesos que involucran compromiso y dedicación, además de informarse y tener una capacitación continua. Esta disciplina permitirá que en cualquier ámbito genere competitividad y éxito.

Caro Navarro

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *