Catalina Parra (Madrid, 1968) llega a la entrevista con varias bolsas en la mano y un sandwich en una de ellas: su almuerzo. Sale de dar clase en un centro de arte y diseño en la Gran Vía de Madrid -es ingeniera industrial- y vista la hora, no queda más remedio que hincarle el diente en la sede de la aceleradora de emprendimientos sociales UEIA, en la calle Farmacia.
Ya sentados, me explica que antes de entrar de lleno en el mundo social trabajó en consultoría. Pero ese ‘antes’ queda ya lejos. En 1999 creó junto a José Martín Cabiedes la Fundación Hazloposible -antes Fundación Chandra-, un referente por poner Internet al servicio de la sociedad civil. Desde allí buscaron la manera de potenciar empredimientos sociales, pero comprobaron que Hazloposible se quedaba algo corto para eso. Así que en 2012 deciden crear UEIA junto a May Escobar, Pablo Almunia, Mario López de Ávila y Luis Mateos Keim.
“En la primera convocatoria, el año pasado, nos preguntábamos si habría 10 proyectos. De repente se presentaron 160″, recuerda.
UEIA ofrece una aceleración de 6 meses donde los equipos reciben formación, mentorización y ayuda en la búsqueda de fondos. De los 12 emprendimientos de la primera convocatoria, que acabó en mayo, hoy sobreviven 9. La segunda acaba de cerrarse con 68 proyectos. Hasta ahora se ha contado con el patrocinio de Telefónica; el reto es continuar con fondos propios.
Pregunta. ¿Cómo va la segunda convocatoria?
Respuesta. La gente ha aprendido y van entrando proyectos de más calidad y enfocados. Al menos no se les puede decir que no de entrada.
P. ¿Qué hay que hacer para poder acceder a UEIA?
R. Haber identificado un problema social, una manera de solucionarlo usando la tecnología y tener un modelo de negocio que te permita ser autosostenible. Como dice Muhammad Yunus, “sin ánimo de beneficios pero sin ánimo de pérdidas”.
P. ¿Se entiende lo que hacéis?
R. Hay quien piensa que el fin social solo lo puedes alcanzar en una ong o una fundación, o que es cosa de las monjitas. No les cabe en la cabeza que puedas estar haciendo el impacto social a través de un emprendimiento y cobrando dinero.
P. ¿No basta con las aceleradoras de siempre?
R. Los emprendedores sociales en su caldo de cultivo mantienten el fin de buscar un impacto social. Pero se ha dado algún caso en el que al meterse en una aceleradora normal, ha perdido su espíritu y se ha convertido en un emprendedor normal. Que está muy bien y tiene un mérito enorme, pero pierde su foco.
P. ¿Y las ong?
R. Cada vez hay menos diferencias, porque las ong que están sobreviviendo son las que se han profesionalizado y hacen las cosas bien. Si ves los informes sobre transparencia, son las más transparentes. Su gestión hoy es mucho más eficiente que muchas empresas privadas. Además el 3,7% de la fuerza laboral en España viene del sector no lucrativo, el 5% sin contamos a los voluntarios. Gestionan residencias de ancianos, centros de día…
P. Entiendo.
R. Cuando pusimos en marcha UEIA no había nada parecido en Europa, y ahora conocemos tres en Londres, París y Eslovenia. Esto se está moviendo y lo veo lógico. Si en las operaciones de venture capital y de aceleradoras el 50% lo hacen con Internet y tecnologías, ¿por qué no va a tener eso un peso importante en emprendimientos sociales? Para mí es un camino muy natural. Pero no esperábamos el éxito de recibir 160 proyectos la primera vez.
P. Comentemos dos o tres.
R. (Se queda mirando pósters de los proyectos en la pared). Cada uno me gusta por una cosa. Algunos no están lanzados porque han tenido que rehacer el proyecto varias veces. Pero eso es parte del proceso de aceleración. Tarifas Blancas es un Groupon de promociones y descuentos pero para desempleados. Ya están en Sevilla con mucho éxito. Afables es un TripAdvisor de los servicios de ayuda a domicio, y están en varias comarcas de Cataluña. Su fundador tuvo un accidente y necesitaba a alguien en su casa. Se preguntaba a quién llamar, cómo fiarse de esa persona… Tiene ofertas previamente valoradas por el usuario. Mejora la atención, mejora el sector… Do A Fund ha parado ya el deshucio de 19 familias de sus casas.
P. Proyectos de impacto social, ya veo.
R. En una incubadora especializada en emprendimiento social, seamos nosotros,Socialnest, o los que que sean, ese espíritu se mantiene y se sabe a dónde vamos todos. En EEUU incluso hay legislación específica para este tipo de empresas. ¿Por qué una cooperativa o una empresa de inserción tiene una ventajas que no tiene un emprendedor social?
P. No sabría responder.
R. Ahora que no hay fondos privados ni públicos, los proyectos sociales han de ser autosostenibles y se puede ayudar a ello dando facilidades fiscales.
P. Al nombrar a Socialnest destaca otra cosa: cooperación en lugar de competencia.
R. Hacemos un papel complementario. Si hay sitio para incubar 24 proyectos en vez de 12, mejor.
P. Para qué competir si podemos ser amigos.
R. Hemos ayudado a hablar de cooperación, porque antes el sector no lucrativo era mucho menos colaborativo que las empresas privadas.
Por: CARLOS GUERRA. La Caja Abierta.
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