Es común que en las empresas al incursionar en inversiones o emplear instrumentos financieros, la primera pregunta sea cuál es el riesgo inherente al efectuar dicha operación. Existen ocasiones en las que el riesgo puede cuantificarse plenamente y se puede mitigar o hay casos en las que por querer acceder a ciertos beneficios, se obtienen resultados no deseados.

El riesgo se puede definir como la posibilidad de que un evento pueda ocurrir. En el caso de los riesgos financieros, se refiere a aquellos eventos en concreto que pudieran tener consecuencias financieras negativas en la empresa. Algunos ejemplos de riesgos financieros son los siguientes:

Riesgo de liquidez: La empresa no cuente con los recursos financieros suficientes para hacer frente a sus obligaciones

Riesgo crediticio: Otorgamiento de créditos a clientes que pudieran caer en incumplimiento de pagos.

Riesgo operacional: Presentación de factores tanto internos como externos, que impidan el desarrollo y continuidad del proceso natural de la empresa.

Riesgo de mercado: Es el que se encuentra asociado en los mercados financieros, destacando operaciones en tipo de cambio, coberturas, acciones, tasa de interés, entre otros.

Los primeros 3 casos, en cierta manera una empresa puede emplear medidas que ayuden a identificar plenamente dichos riesgos e incluso detectarlos antes de que ocurran. Es por ello que resulta importante la implementación de controles adecuados que permitan prevenir dichos riesgos a través de actividades definidas. Por ejemplo: al adquirir nuevos clientes, será necesario proporcionar referencias de otros proveedores para conocer su comportamiento de pagos o si es un cliente que pueda incumplir con sus obligaciones.

En el caso del mercado, es factible medir el riesgo que pueda derivar de una operación, pero resulta más complicado emplear medidas para evitar que ocurran. Un ejemplo claro son los instrumentos financieros. Los Certificados de la Tesorería (CETES) son deudas que emite el gobierno para captar recursos y con ello hacen obras u otros proyectos. Al término del periodo por el que se haya establecido el compromiso, el inversionista además de recibir el dinero invertido, deberá de obtener un rendimiento. En este caso como es el Gobierno quien está solicitando la inversión y el riesgo existente para que incumpla en sus pagos es bajo, el rendimiento ofrecido es menor si se compara con una empresa, que acaba de cotizar en bolsa, cuyo valor de las acciones puede incrementarse con la misma facilidad que disminuir. Dicho cambio tan marcado entre el precio de una acción, que pueda subir o disminuir se le conoce como volatilidad.

Es por ello que resulta importante para la alta dirección de una empresa definir cuál es su tolerancia al riesgo y en un momento dado, qué tan dispuestos están a perder en caso de que una operación no de el resultado de acuerdo a lo esperado. Derivado de una adecuada investigación y planeación ayudarán a definir los factores que pueden intervenir a que se alcance al resultado esperado, de esta forma se cuenta con mayor certidumbre y se toman decisiones con mayores fundamentos.

Esto no quiere decir que aquellas operaciones que reporten un riesgo alto van a ser sinónimo de pérdida, ya que justamente si se evalúan los elementos de forma adecuada, se pueden obtener beneficios muy importantes para la empresa. Con una adecuada planeación y estudio de las implicaciones, se llegan a tomar decisiones inteligentes y cuyo impacto tiene resultados positivos dentro de la organización.

@aortegaher

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