Muchas son las caras del pensamiento estratégico, pues se define de acuerdo con la persona y las circunstancias que le rodean, sin embargo una carencia marcada en la estrategia de los emprendimientos es la falta de visión en el largo plazo y con ello su supervivencia.

Por definición el largo plazo es un periodo mayor a 5 años e intentando empezar justamente por lo básico, ¿Has proyectado tu vida en 5 años?

Si la respuesta es sí y además tuviste un nivel de detalle claro y puntual, definitivamente te encuentras entre los emprendedores que se retan a mirar siempre hacia el futuro sin temor y con bastante seguridad.

Si la respuesta fue no y verdaderamente los detalles no te interesan puede que haga falta desarrollarse esa habilidad visionaria. El reto de proyectarse de manera personal en 5 años es solo la punta del iceberg, detrás encontraras que es más complicado de lo que parece imaginar cosas de las que no estamos seguros y, peor aún, pensar en detalles que no existen. Si transportas esas características al ámbito de tu proyecto resulta igualmente impactante ver que la visión emprendedora apenas sobre pasa las expectativas del presente sin abarcar mucho las futuras.

Parece ser obra de la intuición lograr desarrollar un pensamiento a largo plazo pero en realidad se puede adquirir basado en procesos identificables y concretos donde el secreto es: la sustentabilidad, es decir, que todas las acciones que te plantees deben de responder a la construcción de una visión partiendo del presente, evitando los “apaga fuegos”, es decir, esas acciones que solo cubren el problema de manera superficial pero no de raíz; los resultados de un proceso sustentable probablemente te tomen más tiempo  pero serán de mejor calidad y de mayor impacto:

  1. Análisis Actual: Antes de hacer proyecciones a futuro es importante conocer “en donde se está parado”, es decir, realizar una revisión de cada una de las partes de tu emprendimiento observando que tienes al día de hoy.
  2. Traducción de Sueños: Si bien es cierto las proyecciones están hechas de cosas imaginarias pero basadas en realidades, por lo que a partir del análisis actual del entorno se puede plantear una situación a futuro más sólida y mucho más alcanzable. No te quitara ni un gramo de optimismo un poco de realidad, simplemente te dará un mejor enfoque.
  3. Marcando Rutas: Una vez que “ya te viste” apenas comienza el verdadero trabajo, porque establecer el cómo llegaras a ese punto en tu proyecto implica el uso eficiente de los recursos que tienes a tu alcance. Construir no solo requiere de material también de diseño y orden, por lo que una vez que sepas con qué recursos cuentas es importante establecer que procesos son los más factibles y que prioridades hay que atender de manera que podrás responder a todo lo que te falta para lograr tu objetivo.

En las rutas no olvides plantear alternativas, es importante tener un plan de repuesto en caso de que tu Plan A no haya resultado exitoso, perseverar es parte de la experiencia del pensamiento a largo plazo porque recuerda que “las grandes obras son hechas no con la fuerza, sino con la perseverancia” (Samuel Johnson).

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