«Delegar el trabajo siempre funciona, siempre que el que delega el trabajo también trabaje», Robert Half.

Delegar era para mí continuamente pensar en el monstruo bajo la cama… Simplemente era algo que me aterraba. Delegar era el miedo a pensar que alguien más pudiera hacer las cosas mejor que yo y no estaba dispuesta a aceptarlo.

Es con este pensamiento con el que quiero hablarte sobre delegar, ¿por qué pensar que es un arte? De acuerdo con la Real Academia Española, la palabra arte es definida como «virtud, disposición y habilidad para hacer algo». Delegar lo describo como esa virtud, esa disposición y habilidad que tienen las personas para asignar tareas y otorgar responsabilidades a colaboradores y/o miembros del equipo.

Hoy, emprendedor, quiero compartir contigo algunos errores que el miedo a delegar me hizo cometer:

– Volverme necesaria, y creer algunas veces que era indispensable para la organización. Cuando no se sabe delegar, las jornadas de trabajo suelen ser de al menos 12 horas. El ser la única, o creer ser la única que sabe hacer el trabajo, que sabe cuadrar ese reporte y ser la única que puede hablar con ese cliente, desvirtuó mis labores y me provocaba que me ocupara en resolver cosas urgentes y trabajando para apagar incendios; en lugar de resolver las cosas importantes que minimizarían el riesgo de que se generaran cosas urgentes.

– Perder la confianza del equipo. Éste fue sin duda uno de los errores más grandes, al contar con un equipo brillante pero no delegas de forma correcta. Contar con personas capacitadas y motivadas para hacer las labores no basta para garantizar resultados. Cuando confías en tu equipo, sabes delegar y tienes la capacidad para reconocer el talento de tus colaboradores y con ello aprovechar al máximo esas capacidad en beneficio propio y de la organización. Si no delegas, tu equipo sabrá que pese a que seas un buen jefe y capaz, no confías en ellos y te crees el todopoderoso. ¿Te suena familiar?

– Falta de cumplimiento de compromisos. Cuando no delegamos solemos incumplir al momento de entregar resultados, esto se debe principalmente a no contar con el tiempo suficiente para realizar todas las tareas que tenemos asignadas, o en algunos otros casos, entregar tareas con una calidad pobre.

– Designar responsables en tiempo inadecuado. Este error lo cometemos cuando las actividades no realizadas se tornan criticas, y es en este momento que reaccionamos tarde asignando la tarea a alguien más, lo peor de todo es que esa persona lo sabe, y puede generar en él sentimientos de frustración y decepción ya que la tarea fue asignada no por confiar en su capacidad, sino derivado de una falta de planeación y seguimiento del responsable.

Tras algunos años de trabajo y muchos proyectos gestionados, he comprendido que el éxito o fracaso en la organización o en los proyectos propios, nunca dependerá de una sola persona, sino de que todo el equipo cumpla sus funciones y el responsable tenga la capacidad de empoderar a su gente y reconocer en ella sus habilidades.

Cuando delegas debes recordar que esto no significa deshacerse del trabajo, sino reconocer las habilidad y capacidad de los demás, fomentando el trabajo en equipo, empoderando a los colaboradores y recordando que delegar también es un arte.

Feliz emprendimiento.

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