El emprendimiento social no es un concepto nuevo, o un movimiento reciente, a lo largo de la historia siempre ha habido personas interesadas y preocupadas por los problemas sociales, poniéndolos por encima de los beneficios económicos.

Desde los tiempos de Adam Smith, uno de los temas más debatidos en la economía y la política gira en torno al libre mercado y su capacidad para generar riqueza y desarrollo en el mundo, y aunque actualmente son pocos los que cuestionan la capacidad del mercado libre para estimular el crecimiento económico, se ha podido ver que cada día son más las deficiencias asociadas al desarrollo económico, enfrentándonos a problemas como la pobreza.

Durante las últimas décadas, organizaciones del sector público y privado han comenzado a desarrollar iniciativas para atacar dicha problemática, sin embargo, la falta de resultados de alto impacto, aunado al creciente interés en este tema por un gran número de personas, han llevado a impulsar la creación de emprendimientos sociales sobre todo en países en desarrollo.

El concepto de emprendimiento social tiene muchas variantes y enfoques, en este caso, Yo Emprendedor (www.yoemprendedor.net), lo define como un fenómeno individual y/o colectivo que busca crear valor social y económico a través de un negocio que no reparte sus dividendos, sino que los reinvierte, y busca integrar en su cadena de producción a personas de la base de la pirámide.

Es evidente que ante la desigualdad económica actual los pobres no pueden participar de la economía global a pesar de representar la mayoría de la población mundial, aproximadamente 4 mil millones de personas, que según proyecciones del Banco Mundial, dentro de los próximos 40 años tendrá un crecimiento exponencial. Por lo tanto, serán los mercados del futuro, se prevé que para el 2050, cerca del 85% de la población mundial, alrededor de 9 billones de personas, estarán en países en desarrollo[1], pero llegar a este mercado requiere creatividad y flexibilidad en el diseño de productos y servicios.

Por lo tanto, el desarrollar modelos de negocio eficientes en sectores de pobreza, que generen valor para todos los actores, que intervengan en áreas donde falla el mercado y permitan superar algunos de los círculos viciosos que atrapan esta población, es una forma de desarrollar las capacidades necesarias para competir en el siglo XXI.

Considerando que las principales economías en desarrollo superan los 700 millones de hogares y suman ingresos estimados en US$ 1,7 billones al año, Jamie Anderson, docente de la Escuela Europea de Administración y Tecnología de Berlín, y Costas Markides, profesor de la Escuela de Negocios de Londres, explican en la Revista Sloan Management del Massachusetts Institute of Technology (MIT) por qué una innovación exitosa en los mercados emergentes no debe focalizarse en encontrar nuevos clientes, sino en hacer accesible el precio e impulsar la aceptación del producto, su disponibilidad y reconocimiento.

C.K. Prahalad, en su libro La riqueza en la base de la pirámide, argumenta que las empresas sociales no sólo generan ingresos al venderles a los más pobres del mundo, también disminuyen la desigualdad económica entre países, ya que no sólo se crean microconsumidores, sino que se generan microproductores y oportunidades para la innovación.

Es por ello, que el emprendimiento social es considerado como un fenómeno que está movilizando a gran escala a la economía y a la sociedad, es un movimiento que está cambiando la manera en que las empresas ven a las comunidades vulnerables, y que impulsa a que cada día sean más personas las que promuevan el desarrollo de negocios sociales que involucran a los más de 4 000 millones de personas que viven con menos de 4 dólares al día, y que forman la base de la pirámide.

Actualmente, Yo Emprendedor, organización costarricense que busca desarrollar emprendedores y un ecosistema adecuado para propiciar la creación de nuevos negocios en Costa Rica y Centroamérica como un medio de desarrollo, está implementando proyectos con el fin de fomentar el emprendimiento social en la región, y uno de ellos es el impulso a la categoría social en su Competencia de Planes de Negocio que será lanzada en junio del presente año.



[1] En 1999, el IFC (International Finance Corporation, organismo del Banco Mundial) identificaba 64 economías emergentes divididas en dos grupos: 51 países en desarrollo con elevado crecimiento en Asia, Latinoamérica, África y Oriente Medio; y 13 economías en transición de la antigua Unión Soviética. Según esta clasificación, los países en desarrollo con elevadas tasas de crecimiento se consideran economías emergentes.

6 comentarios





  1. Yo emprendedor a veces pongo en riesgo cosas que por eso saco mis conclusiones que yo soy una persona arriesgada y de no lamentaciones y frustraciones para mi no existe los fracasos si no retroalimentaciones en cualquier circunstancias de mi vida personal y en plan de negocio no se si será buena o mala pero que se que llegara a la felicidad ala autorrealización pero me falta mucho recién estoy en primer peldaño aprendiendo de muchos errores y como la tortuga ha paso lento


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *