Dicen que quien no sabe a dónde va, ya llegó.

Eso pasa con las personas cuando no nos planeamos objetivos. Recuerdo muy bien la escena de Alicia en el país de las maravillas preguntándole al gato:

–¿Qué camino debería tomar?

–¿A dónde quieres? –respondió inquisitivo el gato.

–No lo sé –respondió Alicia.

–Entonces, no importa qué camino tomes.

El primer hábito enumerado por Stephen Covey, autor de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva dice: Comienza con un objetivo en mente. Y es que sin un objetivo es difícil avanzar. Sin embargo, la habilidad que describimos ahora no es sólo la de perseguir un objetivo, sino la de determinarlo y después perseguirlo. Desde que somos muy chicos sabemos perseguir un objetivo. En primer lugar, nos enseñan a perseguir el objetivo de aprobar el año escolar. Después, nos enseñan a perseguir el objetivo de concluir nuestros estudios de primaria y de secundaria. Luego nos enseñan a concluir los estudios universitarios y luego a conseguir un gran trabajo.

Todos, desde muy pequeños, perseguimos objetivos. Sin embargo, la pregunta natural es ¿esos objetivos que nos enseñan a perseguir son los que realmente desea nuestra alma? Muy a menudo me encuentro con personas que son excelentes persiguiendo los objetivos de los demás, pero que difícilmente alcanzan un objetivo propio.

Y no es que esté mal, alcanzar un objetivo ajeno. Eventualmente, hay muchas situaciones en donde somos parte de un grupo, o de un equipo, y tenemos que alinear nuestra visión con la visión de los líderes. Y eso está bien. Lo que no está bien es que todos nuestros objetivos en la vida sean los objetivos de otros: Los objetivos de nuestros padres, de nuestros maestros, de nuestros jefes o los de nuestra pareja.

Aprender a plantear los propios objetivos y luchar por alcanzarlos, genera bienestar en los individuos. ¿La razón? El sentirse capaz de auto determinarse hace individuos fuertes. La voluntad se fortalece cuando vamos consiguiendo esas pequeñas cosas que yacen en el campo de nuestros sueños, pero que se materializan cuando sabemos qué es específicamente lo que deseamos y luchamos por alcanzarlo. Y ese ejercicio de la voluntad hace que con el tiempo, alcancemos cosas más grandes, más útiles, más benéficas y más serviciales. Nunca menosprecies un objetivo que deseas cumplir, hacerlo todo para conseguirlo te tendrá preparado para darte esa libertad plena a la que estás llamado.

Luis Díaz

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