La mayoría de las grandes corporaciones que vemos hoy en día, nacieron como una startup y en el transcurso de una sola vida lograron su pleno desarrollo.

Todos conocemos los sorprendentes casos de Steve Jobs de Apple; Bill Gates de Microsoft; Mark Zuckerberg de Facebook; Konosuke Matsushita de Panasonic; Lorenzo Zambrano de Cemex; Lorenzo Servitje de Bimbo; Roberto Hernández de Maseca; o Amancio Ortega de Zara. Sin embargo por cada uno de estos casos, donde necesariamente existe el componente innovador independientemente de la industria en la que se desarrolle, hay miles y miles de negocios que no se desarrollaron.

Las estadísticas no son muy alentadoras. En México, de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI, existen 4,410,199 unidades económicas; sin embargo, sólo 21,894 tienen más de 100 empleados lo que equivale a .49 % es decir casi 5 de cada 1000.

¿Por qué tan pocas semillas logran su pleno desarrollo?

En todos lados pero de manera más marcada en México, cada startup enfrenta, múltiples obstáculos y muchas de ellas no logran ni siquiera pasar sus primeros años de vida. Algunas barreras están relacionadas con el financiamiento, otras con la burocracia gubernamental y otras muchas con la desconfianza que clientes, proveedores y bancos tienen en los jóvenes emprendedores.

Sin embargo hay un factor que impide el desarrollo de una startup que tal vez no hemos tomado suficientemente en cuenta y que no le damos la importancia que merece: el espacio donde se desarrollan.

La parábola del sembrador, que aparece en 3 de los 4 evangelios de la Biblia, señala que hay semillas que caen en el camino y las aves se las comen, otras que caen entre piedras o espinas y no se dan, pero hay aquellas que caen en buena tierra, crecen y dan fruto a ciento por uno.

La mayoría de las startups tienen potencial, pero muchas no se desarrollan por que no encuentran buena tierra, un espacio adecuado para su desarrollo. Hay países en los que su desarrollo es más alentador, por ejemplo Estados Unidos, líder en la creación de nuevas empresas innovadoras, lo que nos puede parecer lógico por sus grandes recursos económicos, intelectuales y por la eficiencia de su gobierno. Sin embargo, otros lugares donde todo parece estar en contra, como Israel, nos sorprende con su dinamismo. En su libro Start-up Nation, Dan Senor y Saul Singer muestran cómo un país en medio del desierto, rodeado de enemigos, ha creado un ambiente propicio para el desarrollo de nuevas empresas innovadoras.

Si el entorno a nivel país impacta a las startups por su gobierno, sistema educativo y financiero, también a nivel local importa mucho el entorno.

Los espacios de coworking son la buena tierra para las startups, ya que ahí los nuevos proyectos y los emprendedores encontraran todo lo necesario para su desarrollo.

Veámos. Primero los mismos emprendedores formarán el nutriente básico (sus ideas) que intercambian con sus colegas que enfrentan retos similares y que forman una comunidad solidaria. Los coworking además proveen los servicios básicos, como los espacios, internet, eventos de networking, capacitación, coaching, mentoring, para trabajar en sus proyectos, y todo en un esquema informal, sin lujos, de bajo costo. Por si fuera poco los emprendedores podrán encontrar además clientes y proveedores para sus propuestas y finalmente como consecuencia de todo lo anterior, el capital llegará a través de inversionistas ángeles, fondos de inversión, apoyos gubernamentales o socios. Los coworking spaces están destinados a cubrir un necesidad latente en nuestra comunidad emprendedora y contribuir con el éxito de más startups.

Por: Mauricio Rodríguez Martinez, mauriciorodriguez@laja.mxCo+ Coworking

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