La travesía que todo emprendedor enfrenta al decidir iniciar una idea de negocio en su mente contempla, dentro de su complejidad, una serie de importantes factores determinantes en el éxito durante su proceso para convertirse en empresario.

Estos factores, donde resaltan los internos en las primeras etapas de un emprendimiento, son resumidos en un análisis utilizado en los procesos gerenciales, el cual busca tener un panorama resumido de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de un proyecto o negocio. Para llegar a esta etapa de evaluación, es necesario haber consolidado una idea de negocio que cumpla con características que pueden ser consideradas necesarias para el éxito dentro del mundo competitivo actual.

Estas se concentran en tres características principales:

  1. Innovación: Resulta ser un factor clave y constante para las compañías más grandes del mundo, y es con más razón, una herramienta indispensable para que una idea que no está en el mercado pueda colocarse y sobrevivir a la competencia. Esto se analiza a la hora de plantear los factores de diferenciación, como por ejemplo el precio, la calidad, el servicio, la eficacia, entre otras características, donde se deberá buscar establecer ventajas competitivas claras, reales y sostenibles.
  2. Factibilidad: qué tan viable es realmente convertir una idea en un negocio. Es medible a través del análisis de cuán rentable es esta idea, considerando que los ingresos que generará cubrirán sus gastos y tendrá una ganancia que permitirá obtener un retorno de la inversión realizada al iniciar el proyecto, así como el crecimiento económico posterior. Además de este factor, es necesario contemplar la viabilidad técnica, es decir, analizar si se cuentan con los recursos para desarrollar el proyecto y ver el potencial de mercado, en el momento de haber estudiado la necesidad a suplir u oportunidad por aprovechar, que da origen a la demanda.
  3. Impacto: el generar un cambio positivo demarca una pauta trascendental dentro de la escala social que tiene la idea de negocio. En este esquema, promover o tener contemplado una justificación adecuada para el desarrollo del proyecto, facilita un escenario de cooperación desde entes o personas interesadas en el esquema social, económico y ambiental, que hoy tienen las empresas. Lo anterior aunado a políticas de responsabilidad social empresarial, las cuales contemplan una observación detallada de la cadena de valor que tendrá determinado producto o servicio.

Una vez que el emprendedor tenga certeza de poseer una idea con las cualidades anteriores a un nivel óptimo, podrá desarrollar una propuesta llamativa para la búsqueda de elementos externos necesarios para el inicio del proyecto. Entre estos es posible resaltar la alianza de socios estratégicos, que con su conocimiento o recursos, fortalezcan las áreas de mayor debilidad, y la obtención de financiamiento, independientemente de la fuente que se desee utilizar. Es por este medio que el emprendedor se posicionará de forma adecuada en procesos de negociación, ejecución y medición de resultados para consolidar finalmente su idea en una empresa de éxito.

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