¿Estás pensando en hacer una transición en tu vida profesional? ¿Hoy en día eres empleado y quieres emprender? ¿Aún no te decides? Este tema vino a mi mente después de haber tomado la decisión de ser emprendedor. Con estas letras lo que deseo es poderles dar un motivo más para cambiar radicalmente, o parcialmente, de estilo de vida y ser un emprendedor.

Para tomar esta decisión de vida seguí pasos simples pero importantes. De manera inconsciente utilicé un sistema de análisis que me permitió descubrir lo que era prioridad, los riesgos y los beneficios entre ser empleado y ser emprendedor. Me gustaría compartir este sistema contigo esperando que te sea de utilidad:

  1. Algo en mi interior me tenía inconforme. Como empleada aparentemente todo estaba bien: paga justa, empresa modelo, oficina nueva, ambiente laboral de respeto, oportunidades de crecimiento… ¿qué más podía pedir? Algo más. ¿Qué? No sabía. Así que siguiendo la corriente de pensamiento de Steve Jobs, comencé a preguntarme todos los días frente al espejo “¿me gusta lo que hago?” Y comencé a obtener una respuesta diferente de sí o no, me contesté la mayoría de la veces: “Sí, pero no de la forma en qué lo estoy haciendo”. Jobs dice que si la mayoría de las veces te contestas que “no” tienes que cambiarlo. No estaba preparada para un “sí, pero…” así que decidí cambiar. Y… ¿qué cambió?
  2. Encontrar hacia dónde orientaba ese cambio fue otra parte del proceso que pude sacar adelante con una pregunta: ¿cuál sería mi trabajo ideal? Y comencé a hacer una lista de las características: el horario, el salario, el ambiente laboral, los descansos, el fin mismo, etc. Cuando finalicé la lista vi que no se parecía a un trabajo de oficina, llegué a la conclusión de que la única forma en la que se cumplirían esas características sería si tenía mi propio negocio. Y… ¿qué negocio?
  3. En ese proceso de búsqueda del giro de mi negocio, palabras como innovación, creatividad, originalidad me hacían pensar que esto del “negocio propio” no era para mí, pensaba en que en particular yo no tenía ningún talento especial y por un momento iba a desistir de mi “cambio”. Pero, no me sé rendir, y pensé ¿qué me gusta hacer?, ¿qué me hace feliz? Y después de hacer una lista de cosas con esas respuestas hice otra lista de cosas que respondieran a las preguntas ¿qué sé hacer muy bien?, ¿para qué soy muy buena? Y con ambas listas comencé a hacer cruces. La revelación no fue instantánea, conectar los puntos no depende de visión futura sino de que las cosas relevantes de tu pasado cobren sentido en el presente.
  4. Una vez que te hayas cuestionado hasta el cansancio y parece que tienes claro el cómo, el qué y el para qué es muy importante que busques un equipo de soporte, esas personas que te estiman, te conocen o que han tenido la oportunidad de emprender algo nuevo en sus vidas, incluso una mezcla de todas las anteriores. Es muy importante que te apoyes en personas que son apasionadas del emprendimiento, porque no es un camino fácil ir de empleado a emprendedor, de hecho es el más difícil pero también el más satisfactorio de todos, en mi opinión.

Podría extenderme un poco más, pero este es sólo el principio de un proceso personal en el que el mejor consejo lo recibirás de ti y de nadie más. Nunca dejes de escuchar tu voz interior, no la calles con un cheque quincenal, con un seguro de gastos médicos mayores, con un horario de oficina fácil, con el café de tus compañeros, con la comida de fin de año o con un bono… No, nunca calles esa voz que fuerte y claro intenta decirte ¡tú eres un emprendedor!

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