Guillermo Fernández y Javier Calleja son los socios fundadores de Zankyou, una web de bodas online con presencia en 19 países. Surgió tras casarse el primero con una francesa y comprobar algunas dificultades de comunicación.

Cada semana, Guillermo Fernández recibe en su empresa varias llamadas de clientes que le piden consejo para dejar atrás sus trabajos y emprender una nueva idea de negocio. “Utilizan Zankyou cuando se van a casar, y se hacen preguntas existenciales”, comenta.

Es la última hora de la tarde, y le veo por webcam moviéndose por la oficina mientras sus empleadas se despiden hasta otro día. “Hoy estaba en el trabajo a la cinco y media de la mañana”, comenta. También será el último en marcharse.

Hace cinco años él y su socio Javier Calleja, ambos de 39 años, también dejaron sus empleos en banca online y desarrollo corporativo en Francia para iniciar la que hoy es la principal herramienta de webs de bodas a nivel mundial, con presencia en 19 países y 35 empleados. Gestionan unos 70.000 enlaces al año y 50 millones de euros en regalos. Tienen oficinas en el Parque Científico de Madrid y en México D.F. Sus principales mercados son EEUU, México y Brasil.

“Esto nace porque yo me caso con una francesa viviendo en París en septiembre de 2007, y unos días antes me fui con Javi a Ginebra a escalar el Mondolè. Le dije que era complicado comunicarte con los invitados de Francia y España a la vez, que no había herramientas en internet para eso”, recuerda Guillermo. Así surgió Zankyou.

Tres meses después de celebrarse aquella boda se ponen a trabajar un business plan y tras un año de aquella conversación de escaladores, lanzan la web.

No sólo les va bien, sino que ya saben a ciencia cierta que 2014 va a ser un buen año para ellos. Eso es porque en su sector, el cliente compra con un año de antelación. Pero tanto como privilegiados, tampoco. El primer sueldo fijo se lo ponen en mayo de 2013, tras casi cinco años de fundar la empresa.

“Lo lanzamos simultáneamente en Francia, España, Francia y Alemania. Se trataba de poder comunicarse fácilmente con los invitados y poder recibir regalos que se convierten en dinero y que no estás obligado a gastar en comercios asociados. Esto se hizo a través de una herramienta que te permite crear la web de tu boda, y dentro de ella una opción en la que te llevas el dinero”, explica.

“Entonces había players muy locales, alguno grande pero con modelos muy pesadotes. Los únicos que tuvimos una ambición grande desde el principio fuimos nosotros, y por eso creo que sobrevivimos”, señala.

Para Guillermo, además de la idea es la forma en que la ejecutas. “En vez de lanzarlo para España, vimos que este modelo sólo podía funcionar si éramos capaces de tener un tamaño muy grande para poder tener unos costes por usuario muy bajos, tanto de captación como de gestión. En España solo hay 200 mil bodas al año, y eso no es nada. Sería estúpido quedarse con 200 mil cuando puedes llegar a las 4 millones de bodas que hay en los países donde estamos”.

La primera versión la lanzaron con 120 mil euros que habían ahorrado durante diez años trabajando por cuenta ajena. “Está bien para empezar, pero en negocios en internet enseguida necesitas otros 300 mil para que eso escale. En nuestro caso ha sido friends & family casi siempre”, apunta.

“Yo ya había intentado lanzar tres proyectos, pero no llegaron a nada también porque lo hacía por las noches o durante el fin de semana. Y te das cuenta de que o lo haces a tiempo completo o es imposible. A pesar de todo nos dimos muchos hostiones en los dos primeros años porque no teníamos mucha experiencia previa”, reconoce.

Durante ese tiempo también se dedicaron a tratar de captar financiación, y además ya contaban con dos críticas positivas en las webs tecnológicas especializadas Crunchbase y Marshable.

“Tuvimos esa fase de hablar con fondos durante un año y medio, y al final te das cuenta de que tienes el proyecto un poco abandonado. Hay un momento en que tienes que decidir si te dedicas al proyecto o a levantar dinero, y nosotros decidimos agarrarnos los machos y convertir esto en una empresa rentable”, asegura.

Su filosofía es clara: seguir mejorando y cuidar los detalles. Hoy la compañía tiene dos patas: la propia de creación de webs y listas de bodas, y el magazine. Este último cumple su función original de captar novios, pero se ha convertido en un negocio en sí mismo gracias a los ingresos por publicidad.

“Vimos que la mejor herramienta de captación de novios era un buen contenido. Ahora está muy de moda el content marketing, pero en el 2008 estaba mucho menos. Hicimos una revista de bodas online que ha ido creciendo hasta convertirse en la más leída a nivel mundial, con casi 3 millones y medio de visitas al mes en diez idiomas. Eso interesa a mucha gente porque los novios gastan mucho. Joyerías, vestidos, agencias de viajes, hoteles… Es complicado porque en la publicidad los márgenes van decreciendo, pero si tienes una buena posición, es interesante”, relata.

Aunque están contentos, también asegura que no se regalan duros a pesetas. “Hoy estaba en el trabajo a la cinco y media de la mañana. El proyecto va bien pero nos estamos dejando la vida en ello, estamos currando mucho”.

Por: Carlos Guerra || La Caja Abierta

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